RESEÑA DE THOR: RAGNAROK

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*** Esta reseña incluye severos S P O I L E R S ***

Hay tres cosas que podés hacer cuando te toca contar el nuevo capítulo de una saga: moverte hacia adelante, hacia los lados, o volver atrás.

Voy a usar un ejemplo. Una tarde de agosto mi ex ex novia y yo estábamos sentados en su banqueta. Mientras me convidaba de sus Chobix (los cuales acusó de ser deliciosos pero manchar mucho los dedos), puso su mano sobre mi brazo y me dijo que su percepción era que yo no entendía lo que implicaba ser novio de alguien, que nosotros lo que éramos era amigos. Con ello, dando por concluida lo que había sido una bonita y afable relación. Yo habría podido moverme hacia adelante, ilusionándome con nuevas posibilidades en los senderos del amor para quien era un joven desbordante en candor e idealismo. O moverme de manera lateral, imaginando universos paralelos en los que tal ruptura jamás ocurrió y en su banqueta, mi ex ex novia y yo, nos envolvimos en una charla serena que culminaba en que con mi boca yo succionaba de sus dedos el polvo de Chobix, como hacen las parejas románticas todo el tiempo. En cambio, meses después yo volví atrás, re-configuré el pasado y pensé “Oooh, ahora entiendo… cuando tocó mi brazo… nunca en realidad me tocó… sus dedos estaban cubiertos… el hombre al que amaba se escondía detrás de un manto de Chobix, ¡por eso no pudo encontrarme, sentirme!”. Eso, yo considero, es la verdad.

Moverse hacia atrás es también lo que hizo el director Taika Waititi en Thor: Ragnarok. Una especie de revisionismo histórico en el que cuestiona “Si Asgard es visto como un faro de justicia, sabiduría y dorada higiene en la galaxia, pero a la vez se sostiene bajo un sistema monárquico con énfasis en los valores marciales, ¿es posible que todo eso sean puras mamadas y que esa radiante prosperidad albergue los horrores del colonialismo? ¿Es acaso Asgard… una mentira y basura?”.

Funciona como analogía de los Yunáis de Norteamérica. La diferencia entre lo que creen ser y lo que sin casaca son: un imperio. Hela (Cate Blanchett) es el fantasma de un sanguinario pasado que Asgard jamás confrontó y que se mantuvo hirviendo en sus cimientos, hasta que un día salió a flote para descascarar todos los mitos patrióticos – es como resultás con Donald Trump, con hileras de nazis marchando por las calles o con espeluznantes tiroteos semanales.

Las revelaciones de Hela, quien además de curtir a mameyazos ejércitos enteros de nobles asgardianos también atormentó mi complejo de castración mezclado con calentura, en retrospectiva le dan mayor peso a la decisión de Thor de no aceptar el trono de Asgard. Thorito es un chaval jipiento rechazando trabajar en la fábrica de su papa porque “Papa, hombre, ya le dije que no quiero ser el administrador de la fábrica de Chobix. Yo sé que con la venta de Chobix me pagó el cole pero no me tira buena vibra esa onda de que la misión de la empresa sea «Ser líderes de la categoría en el mercado local, produciendo los Chobix de más alta calidad, pero también con el polvo que más cubra los dedos de nuestros consumidores impidiéndoles sentir el cálido contacto de su prójimo y con ello, finalmente, garantizando la destrucción absoluta del afecto humano en el mundo». Siento que algo anda mal con usté, papa, diuna vez se lo digo. Y yo no voy a ser partícipe de dicha corrupción. Además, ahorita acabo de encontrar una oferta en el periódico para laborar en un… net-center, y eso haré. Adiós, papa, oye”.

Yo pienso que el principal problema de Hela, la usurpadora, es su ausencia de un departamento de relaciones públicas. Sus discursos se basan exclusivamente en asegurar que es la Diosa de la Muerte y que por lo tanto a las personas nunca les faltará la Muerte en forma de macabras ejecuciones. O sea, esa es la plataforma política de Zury Ríos y a ella tampoco le ha funcionado. Al menos Hela debería regalar gorras con la cornamenta chingona que porta en la cabeza.

Ahora, del otro lado de la galaxia está Sakaar, el planeta a donde rebota Thor, Loki y resulta que también Hulk. Allí el líder supremo es el Grandmaster (Jeff Goldblum en su máxima expresión), ¡y ese men sí que sabe de marketing, control de masas y populismo! Por supuesto, como Hela, también ofrece muerte… pero no indiscriminada. Solo un maje ofrece muerte indiscriminada. Él ofrece la muerte de gladiadores esclavos bajo el altar del entretenimiento popular y el culto a las celebridades.

Es mi creencia que en el Capitalismo hay un montón de Grandmasters y algunas Helas. Y a los Grandmasters les fascina hacernos creer que la única alternativa a ellos son las Helas.

En cuanto a la trama, Thor: Ragnarok es Gladiador, Mortal Kombat, Los Juegos del Hambre y Flash Gordon a la vez. Es decir, no hay nada de nuevo en su premisa narrativa. Pero Waititi toma la plantilla odiseica del regreso del rey desterrado para rellenarla de las puras mejores cosas de la vida: la huella artística de Jack Kirby, actores fabulosos y un humor que se sustenta en interacciones auténticas, extrañas e incómodas entre personajes auténticos, extraños e incómodos (nota: recomiendo explorar la brillante sensibilidad humorística de Waititi en su pseudo-documental de terror, Lo que Hacemos en las Sombras).

Supongo que Marvel visualizó que tomar con reverencia esta película acerca de un canche mamey que vuela dándole muchas vueltas rápido a su martillo y que incluye a un perro del tamaño de Clifford El Gran Perro Rojo resultaría en una película blanda como las dos anteriores del canche mamey. Así que la dejó en manos de un director de comedias independientes que realizó una sátira sin reverencia por nadie: Thor es un audaz aventurero que se va de culo ante el peligro y el peligro lo humilla; Hulk habla y es un bebé; Valquiria (la siempre vibrante Tessa Thompson), una cínica y alcohólica; y Loki, un mago de trucos quemados a quien nomás le queda su rastrero instinto de supervivencia.

Todo eso me encantó. Pero entiendo que hayan fanes a quienes les irrite tanta falta de respeto. Porque además existe una facción de «geeks», compuesta principalmente por hombres, que prefiere que se tome a sus superhéroes y villanos con absoluta seriedad y se retraten como personajes épicos e intimidantes. Por mi parte, prefiero sublimar mis ansiedades masculinas imaginando que Hela me obliga a revolcarme como gusano en una piscina de polvo de Chobix… ¡Hey! ¿ustedes saben de alguna dominatrix discreta operando cerca de mi región?

La demencia pluri-colora de Thor: Ragnarok culmina con chingo de poesía. Asgard, sus mentiras y monumentos arden en las llamas apocalípticas, mientras sobre el planeta flota su gente, ahora nómadas. La sociedad post-Asgard habita un espacio liminal en el que las viejas estructuras, castas y jerarquías no existen más. El trono de Thor no es más que una silla giratoria de oficina.

RESEÑA DE WONDER WOMAN

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Un montón de pensamientos optimistas germinaron en mi mente mientras veía Wonder Woman. “¡Al fin una buena película de DC, algo que no pasaba desde Nolan!”. “¡Esta es el mejor filme acerca de un superhéroe que es mujer!”. “¡Qué alivio que fue el capitán Steve Trevor el que aterrizó en Themyscira y no Ábner, mi compañero cuando trabajé en un call-center, porque ese cerote habría dejado morir a toda Europa en una nube de gas, a cambio de permanecer en una isla de puras mujeres y poder decirles que es propietario de una promotora de artistas sin que nadie pueda desmentirlo revelando que, en realidad, lo que hizo fue contratar una vez a unas patojas para servir de modelos en un taller de peinados que su mamá organizó en el Intecap!”.

Hablando de Themyscira, esa primera parte de la película es quizá la que menos disfruté. Aunque siempre voy a preferir una narrativa fluida y un buen desarrollo de personajes que el mero worldbuilding (el delirio de los nerds, el dulce néctar del escapismo máximo), siento que faltó un pushito más de textura. A lo que me refiero es que me habría gustado ver qué hacen las amazonas cuando no están partiéndose los queises. Pónganle: baby-Diana corriendo y cantando por la isla; mientras al fondo una doñita tiende ropa, otra lee, tres chavas cooperan para subir una maceta en una escalera y una seño intenta que una vaca se mueva para poder transportar su carreta de frutas; hasta que baby-Diana tropieza sobre el caparazón de su amigo el armadillo y después le caen unos cocos. Yo sé, es Moana. Pero esas secuencias son bien eficaces diciéndote en un par de minutos cómo vive la mara en un lugar.

La otra onda es que las amazonas en sí son medio aburridas. Cero chingadera. Aunque de algún modo tiene sentido. La comedia, reflexioné, proviene principalmente de tres fuentes: burlarse de la apariencia y/o fracasos del prójimo (las amazonas son muy honorables y compasivas para eso), sentirse uno mismo miserable (cómo mierdas, si viven en un paraíso y nunca se mueren) y los pedos (sus alimentos son demasiado higiénicos y saludables).

Pero todo eso lo compensa un guión sólido (Zack Snyder, Allan Heinberg & Jason Fuchs) y la dirección impecable de Patty Jenkins. Cacharon el personaje de Diana desde la primera hasta la última escena—Después de escuchar de su madre la mitología del origen de las amazonas, Diana pregunta “¿Y la mata dioses?”, refiriéndose a la espada otorgada por Zeus. Ese es su espíritu de permanente rebelión, desde wirita más interesada en tronarse deidades que en venerarlas.

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La movie agarra ritmo una vez cae Steve Trevor (Chris Pine) que aquí viene siendo la criatura extraordinaria que invita al héroe a la aventura. Tras una trepidante secuencia de batalla entre las amazonas y un grupo de proto-nazis que venían siguiéndolo—en la que pierde la vida la general Antíope (una fenomenal Robin Wright)—Trevor es capturado. Frente a un tribunal liderado por la Reina Hipólita, Steve Trevor dice, “Buenas tardes, señora. Mire, qué pena que vine solo a ponerlas en molestias. Su hija, tan linda, me salvó la vida. Ella me estaba diciendo que quería ir a la Guerra pero yo le digo que no tenga pena porque yo creo que ya lo resolvieron. Era un clavo que tuvieron porque había un partido y parece que se echaron los tragos y, ya sabe, se pusieron al brinco los majes, pero ya estuvo. Mejor, con lo que sí tal vez la voy a molestar, es que me dé posada unos dos meses, por lo menos mientras me recupero. Hubiera querido traerles algo, una su magdalena siquiera, pero con estas carreras ya ni pude. Lo que yo le ofrezco es que de repente les gustaría aprender algo de salsa y la otra cosa es que soy buen masajista, entonces, pensando ideas verdá, como tampoco vengo a estarme de haragán, podría darles unos masajes a las muchachas cuando terminen de entrenar. Vaya que allí en mi mochila ando cargando una crema de semilla de uva y unos bálsamos de ajonjolí”. ¡Perdón! Se me olvidó que era Steve Trevor y no Ábner.

Cuando la historia se mueve al mundo del hombre, en el segundo acto, es donde se encuentra el mero corazón de la película y donde más brilla Gal Gadot en un chingo de soberbios matices. Como yo lo veo, lo que confeccionó Jenkins es una historia de amor. No específicamente entre la Mujer Maravilla y Steve Trevor. Aunque ese romance, que combina una potente química entre Gadot y Pine y un balance preciso entre girar los géneros del cliché de “Dama en Apuros” pero sin hacer que Steve deje de parecer cabrón, valiente y, sobre todo, un buen aliado feminista—porque ese es el tipo de persona con el que Diana querría estar—, es excelente y a mi parecer el mejor romance en una movie de superhéroes desde que Christopher Reeve y Margot Kidder fueran absolutamente adorables en las Supermanes de los setentas/ochentas. Lo que creo es que Wonder Woman es una historia de amor entre la Mujer Maravilla y la humanidad, a la que conoce en uno de sus momentos más gachos.

La luz de la humanidad que viene aderezada con chorros de obscuridad es el tema central de Wonder Woman. La forma que Patty Jenkins eligió para revelarlo es simple pero excelente: 1) Diana descubre algo bueno que hacemos los humanos (como bailar, cantar, hacernos el paro entre nosotros, producir bebés, o los helados de vainilla), 2) Diana reacciona y la toma nos muestra su reacción—Varios críticos que he leído, en especial los que son mujeres, han celebrado cómo está lica está exenta de encuadres innecesarios a los glúteos de Gal Gadot y la cámara de Patty Jenkins siempre está enfocada, ya sea en capturar las emociones de Diana, o en decirnos “Permítanme ilustrarles cómo esta atlética dama se rifará el físico y a continuación desatará un manantial de dolor sobre este soldadito… sí, este cuque pisado que está allí ve… ese cabal… PEM PEM PEM”—, 3) ahora Diana descubre algo terrible que hacemos nosotros los humanos (como verguear animales, decidir qué tan bien debe vivir alguien según su color de piel o si porta o no una ñonga, o construir artefactos para asesinarnos a gran escala), 4) la toma nos muestra la reacción (emputada, indignada, estupefacta, etc) de Diana.

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Por eso las secuencias de acción de veritas te pegan. No solo porque están bien coreografiadas o porque el lazo mágico chingalavista se ve mega tuanis en contraposición con los tonos fríos de los pueblitos desolados. Sino porque cada acción va impulsada por, a) lo mucho que le emputa a Diana lo que hacemos, y b) lo mucho que le gustamos y quiere salvarnos.

Piensen en lo catártica que es esa escena. Ya saben cuál. Cuando Diana asciende de la trinchera y atraviesa la No man’s land. No solo la composición es hermosa, sino que está impulsada por el personaje. Es transformadora. Por eso decidí que esa secuencia será mi nuevo video para ver en las mañanas antes de salir a ganarme el pan y perseguir mis sueños, substituyendo así a mis dos videos motivacionales actuales: el de El Pin Plata anotándole un gol a Brasil y el de mi esposa dando a luz a mi hijo, y con “mi esposa” quiero decir “El Pin Plata” y con “dar a luz” quiero decir “anotar” y con “mi hijo” quiero decir “un gol a Brasil”.

Ahora, respecto al tercer acto. No creo que esta historia necesitaba un Ares. Y si lo necesitaba, no creo que la resolución final necesitaba de un duelo físico con Ares. ¿Por qué hace falta tirarse objetos contundentes cuando se está teniendo una discusión filosófica? Urge que alguien le avise a los ejecutivos joliwudenses que no todas las conclusiones de superhéroes requieren katos explosivos y a un jefe final de videojuego.

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De todos modos, hay que aplaudirle a Miss Patty el que, en medio de ese talegueo, haya logrado sostener la conclusión interna de Diana cuando mira a Charlie, Sameer y El Jefe, sus nuevos cuates, abrazarse dispuestos a morir juntos y en especial a Steve inmolarse por los aires en nombre de la causa. Es la esperanza que le faltaba para convencerse que los humanos somos más helado de vainilla que basura. Y entonces llega su mero momento de triunfo. No cuando le atraviesa el torso a Ares con un rayo. Nel. Me refiero a cuando se abstiene de sepultar a la Doctora Veneno debajo de un tanque.

Esa escena es tan de cómic de superhéroes, restregándote sus metáforas en la cara sin la delicadeza con la que Ábner masajea amazonas. El aire le arranca la máscara y la Mujer Maravilla descubre que la única mujer con poder que encuentra en el mundo del hombre es una mujer herida que se convirtió en “bruja” y construye horrores al servicio del patriarcado porque, en algún momento, debió pensar “puta, si no voy a ser respetada al menos voy a ser temida”. Diana lo entiende y le muestra compasión. Allí es cuando la Mujer Maravilla alcanza su pico máximo de mujermaravillismo.

Sería bonito si esta película inspira a más mujeres a oponerse a las opresiones y mircoopresiones patriarcales cotidianas. A decir cosas como “Disculpe, jefe, pero yo trabajé en este proyecto tanto o más que usted así que deme el reconocimiento que merezco” o “Le repito, caballero, que no quiero un masaje. Sí, yo sé que su crema es de semilla de uva y sus bálsamos de ajonjolí. Pero no es mi deseo ser masajeada en este momento. Por favor, pase al final de la barra por su combo de burrito de media libra crunchy”.

MIS PERSONALIDADES ACABARON CON EL MCDÍA FELIZ

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De nuevo el McDía Feliz me tomó por sorpresa. Después de la espantosa crisis del año pasado, me había propuesto estar preparado. Pero no lo hice. Así que la mañana del 5 de octubre me levanté sintiendo temor. Más bien, Selvin Herrarte sintió temor —no puedo hablar por las otras ciento dieciséis… ciento diecisiete personalidades que cohabitan mi mente.

En la emergencia, Selvin Herarte [la más equilibrada y de mejor juicio entre mis personalidades] tomó ciertas medidas de precaución: empacó lenteja con salchicha para el almuerzo, cuidó de no pasar frente a algún Mac de camino al chance y evitó la radio. El objetivo era que “El Dubi”, La Vane y Joel, tres de mis personalidades, no se despertaran a chingarlo todo. Como hicieron el año pasado.

Lo que pasa es que ellos tienen posturas respecto al McDía Feliz que difieren en forma radical. Por lo que, cuando llega el merito día de hartar Big Macs “por los niños” surgen discusiones acaloradas entre ellos que vienen a desestabilizar mi organismo neuronal y a las ciento diecisie… ciento dieciocho personalidades que alberga.

Ya en la ofi el plan era simple: poner música relajante de Enya o canciones folclóricas del Perú (seleccionadas con esmero por Miss Diana [una de mis personalidades, quien gusta de comprar inciensos en De Museo y de hablar de bebés ángeles]) y concentrarme en mi labor como evaluador de proyectos para una constructora (entre mis personalidades cuento con un programador que fuma demasiado, una brillante ingeniera ambiental que habla bastante sobre lobos y un auditor que nunca ha amado y ellos tres se coordinan para realizar nuestro trabajo con profesionalidad y solvencia).

Sin embargo, el plan comenzó a desmoronarse por culpa del entusiasmo de Mayra, que es la administradora en la oficina y una persona real y material ajena a mí. Ella me sacudió de los hombros diciendo “Ala, Wicho, verdá que cómo sos, por qué trajiste almuerzo si hoy es el McDía Feliz y todos vamos a ir a comer juntos”.

Selvin Herrarte se inquietó deseando que Mayra se hiciera sho y también Giovani [mi personalidad que es un experto del estilo] pensó que sería bueno que Mayra se hiciera sho y que además fuera cambiando ya esos terracotas de sus blusas por algo que ilumine más su rostro tan de por sí pálido.

Dorian [mi personalidad que es un fetichista de los pies] coincidió en que solo tragedias podían avecinarse si Mayra seguía gritando acerca de ir al McDía Feliz y luego procedió a bajar la mirada para confirmar qué tipo de calzado llevaba puesto.

A los pocos segundos de que Mayra y sus pies expuestos regresaran a su escritorio, se despertó Joel [el de las buenas intenciones] y nos compartió a todos su opinión “Qué alegre, muchá. Es el McDía Feliz. Hoy sí que están bien justificadas unas lonjitas de más porque es por una buena causa”.

De inmediato, una perturbación en mi psique anunció el despertar de La Vane [la anarco-activista] quien respondió con vigor “De veras que estás PISADO vos Joel. Te pican las manos por regalarle nuestro dinero a las transnacionales y a los oligarcas. A ver si nos vamos informando un poco, papaíto. A ver si, en lugar de mendigarles, vamos exigiéndoles salarios dignos a esos hijos de puta y que su comida no sea VENENO”.

Haciendo una entrada modesta, “El Dubi” [a quien le fascinan las Big Macs y que no sabe lo que es una “ideología”] dijo “Yo lo que digo es que una hamburguesita siempre cae bien, ¿o no?”.

Los disentimientos se fueron acumulando conforme se acercaba la hora del almuerzo y se intensificaron de camino al McDonald’s El Frutal —los motivos por los que acepté ir con Mayra y los demás fue porque, primero, las lentejas eran del viernes pasado y ya olían algo gacho y porque, desde la vez en que nos quedamos hasta tarde en la oficina y Gudiel [mi personalidad que es un pirómano] habló de lo majestuosas que se verían las llamas consumiendo el inmueble, preferimos no almorzar solos.

“Pues si no te gusta lo que hace Mac, entonces no comás y ya. Pero dejanos LIBRES a los que sí queremos ayudar”, se escuchó que le exponía Joel a La Vane, ignorando que ambos compartían el mismo estómago y el mismo sistema digestivo.

“Es que ese no es el punto, mano. ENTENDÉ. Esas empresas se zafan de impuestos con estas sus actividades. Ah pero ay vamos, de majes, creyendo que ayudar quieren pero: AQUÍ ESTÁ MIRÁ”, quiso enfatizar La Vane, olvidándose que era un ente puramente neuronal y por lo tanto carecía de dedos para ilustrar con señas lo de “AQUÍ ESTÁ MIRÁ”.

“Ay muchá, siempre la misma babosada con ustedes. Vonós a darnos un Big Mac y ya estuvo. Haya esos tales «oligarcas» que dice La Vane mirarán qué hacen con el pisto. Y si, de paso, ayudamos a unos patojitos, mejor. Yo lo que sí sé es que tengo hambre, chavos”, concluyó “El Dubi” elevando algunos aplausos entre las ciento veintitrés personalidades presentes.

“Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”, añadió Dámaris [la que se comunica solo con citas de Mario Benedetti, aunque no sean apropiadas].

A la entrada del Mac, unas chicas bailaban en trajes ajustados la canción de Shakira, Carlos Vives y Shakira [mi personalidad que asegura ser la verdadera Shakira], mientras dos conductores de tele emocionaban a los visitantes.

“POBRECITAS. Cómo les ponen esas botas horrorosas, ni que estuvieran en la nieve”, juzgó Giovani.

“Ya vas vos también a criticar. De verdá que con nada se queda bien con la gente”, dijo Lisbeth [la personalidad que quisiera tener un cuerpo para ponerse un vestido verde] reflejando una posición decididamente pro-McDía Feliz.

“Puchis vos. Yo no ando alegando nada. Solo dije que no me gustan las botas. Porque son botas feas y no me gustan, vaya”, se defendió Giovani.

“Cuando no la Lisbeth dándose baños de pureza. Ay déjenla que hable, muchá. Después de que JAMÁS de ella ha nacido ayudar a alguien”, vociferó Fede [mi personalidad que lleva años colgado de La Vane].

“Bájele, mi amigo. Si aquí todos estamos para pasar un rato alegre y platicar como fragmentos de la mente de un individuo civilizado que somos y comernos un nuestro panito en paz de Dios. Mire tanta gente que no tiene ni qué comer y nosotros todavía alegando”, comentó Don Misael [mi personalidad que se sabe de memoria cada alineación de Brasil en los Mundiales].

“¡Usté mejor ya vaya a acostarse, don Misa, ya es tarde hombre!”, gritó a lo lejos Érica [mi personalidad que disfruta burlándose de las personalidades de la tercera edad].

Intentando hacer un llamado al civismo, Maco [mi personalidad que ha construido su hombría en torno al consumo de cerveza pero que, en el fondo, lo que disfruta son las bebidas dulces] dijo “Con respeto, cuates. Por qué no nos comemos nuestra hamburguesa tranquilos y pedimos unas chelitas… ah no va, aquí no venden. Ni modo, aunque sea uno de esos néctares de mora. Pero en convivencia”.

Su intento fue inútil. Para cuando le di mi primer mordida a la Big Mac, rodeado de mis compañeros de oficina, en mi cabeza había estallado una guerra civil en la que algunas de las personalidades fueron llamadas “radicales”, “populistas”, “lamebotas del Imperio Yanqui”, “huecos”, “apologistas del genocidio” y “coches”, entre otros insultos.

Hasta Selvin Herarte había perdido la compostura y le había gritado “mediocre” a Dorian, que ni siquiera era parte de la discusión porque estaba ocupado imaginando que el dedo gordo del pie de Mayra penetraba su boca.

“¡Todos ustedes, culeros, son una masa de alienados! Ojalá disfrutan de esa su mierda TRANSGÉNICA”, exclamó La Vane.

“¡Es cierto, Vane!”, agregó Fede y de inmediato su voz fue callada por el puño de Jorge [mi personalidad que en su niñez dibujaba centauros-piratas] que le dijo “Siempre me has caído mal, pisado”.

Le siguieron más golpes. Muchos. De ambos bandos y desde todas las direcciones.

Y en una esquina de mi mente, “El Dubi” lloraba buscando consuelo entre los brazos de la brillante ingeniera ambiental que le mencionaba que la demencia de atacarse entre su misma especia era algo que los lobos nunca harían.

Mirando la catástrofe, Ovidio [el aficionado al History Channel] reflexionó en voz alta “Así se destruyó Roma” y Gudiel gritó demandando que algo ardiera.

Fue en medio de aquel caos que recordé por qué, desde temprana edad, había empezado a confeccionar personalidades y a superponerlas unas sobre otras. Había sido para protegerme de “él”, para sumergirlo al fondo de mi subconsciente. Pero entonces “él” despertó y comenzó su ascenso, guadañando mi psique y exterminando una a una a mis múltiples personalidades.

Hasta que solo quedó él: ADARPAK-AL-BEKTURM [el que habrá de rediseñar la Civilización]

“Va, solo un traguito a mi néctar de mora, pues. ¡Amo los néctares y detesto el sabor amargo de la chel…!”, se escuchó la revelación final de Maco, antes de apagarse para siempre. Y con él, la última de mis personalidades.

Entonces yo, ADARPAK-AL-BEKTURM, me elevé escupiendo luz por cada uno de mis orificios. Floté hasta el centro del parqueo de McDonald’s El Frutal y comencé mi ascensión. A ochocientos metros del suelo exploté, y mi cuerpo se transformó en una lluvia de McRibs. Y la gente se sintió complacida.

Pero aunque estos McRibs conservaban el sabor único de los McRibs, eran diferentes. Los McRibs de mi cuerpo eran un producto saludable, de propiedades curativas y además infinitos, y gratis. Ni siquiera eran «hamburguesas», eran «hamburguesus» pues se originaron en una dimensión post-racial-post-género.

Así fue como los McRibs que salieron de mi cuerpo acabaron para siempre con la obesidad, las enfermedades infantiles, el capitalismo, los conceptos de género y raza, los McDías Felices y la chingadera de Mayra con que vayamos a los McDías Felices.

LOS 5 MEJORES EPISODIOS DE «FRIENDS» SEGÚN LA RED RANA

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Foto: Asamblea Social y Popular Guatemala.

Este viernes 22 de abril, llega a la capital la Marcha por el Agua. Esta movilización fue organizada por varios colectivos e instituciones y se le puede unir quien quiera. El objetivo de la marcha, entre otros, es exigir la recuperación de caudales de agua que han sido contaminados, robados o desviados por corporaciones con el propósito de… pues, biyuyo papa.

Desviar ríos para beneficiar al funcionamiento de una empresa es una onda demente. Es como si Ricardo Arjona alterara artificialmente las características genéticas de los pingüinos para que se adapten a vivir en camas. «Sí, un chingo de ellos van a morir o a adquirir horrendas deformidades, pero algunos de ellos van a a convertirse en pingüinos en la cama y nadie va a volver a burlarse de mi uso de analogías. ES MI ARTE, MALDITOS».

Así que las causas de la marcha y sus demandas, son justas.

Al menos eso pienso yo. Pero ¿qué tan amigo de la naturaleza soy yo? Regularón. La Naturaleza me dejó de hablar un tiempo desde que me cogí al mar (me masturbé dentro del mar en Las Lisas, para Semana Santa) y luego ya no lo llamé (perdí el caracol).

Por eso es importante escuchar la opinión de la Red Rana respecto a todo esto. Después de todo, se llaman Red de AMIGOS de la Naturaleza, y ni modo que iban a llamarse así si no fueran bróders con la Madre Naturaleza — ¡por ejemplo, los Súper Amigos eran tanto súper como amigos!

Claro que las ideas de la Red Rana para proteger la Naturaleza son, digamos, curiosas. La mayoría de sus ideas son «Vendamos todos los recursos naturales a los que tengan más varas para comprarlos y dejemos que el éxito o fracaso económico que tengan explotándolos sea la única forma de medir si estuvo bien o no». ¡Hey! pero son sus amigos. La gente nunca dice «soy tu amigo» o «te quiero» o «esta tarjeta de crédito no le genera ningún recargo adicional, señor» si no es cierto.

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Así que, tratándose de profesionales en la amistad, decidí preguntarle a la Red Rana, cuáles son sus episodios favoritos de Friends. A continuación, se los presento:

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T07E04:
El episodio en el que todos se cansan de que Joey demuestre constantes síntomas de déficit de atención, así que deciden venderlo como esclavo a un grupo de piratas.

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T09E16:
Cuando Chandler extrajo el amueblado completo y todas las posesiones del apartamento de Monica para venderlas, y con el dinero hace una nueva vida en Pittsburgh sin expresar ningún tipo de remordimiento.

F3

T10E24:
Cuando Rachel se va a ir a vivir a Paris y su avión está a punto de despegar, pero llega Ross y le dice que la ama y que compró boletos para que vivan juntos, para siempre, en un lugar bonito. Entonces se suben al avión, y cuando llegan al nuevo país, Ross le confiesa que están allí para unirse a ISIS porque esa es la ideología en la que cree ahora.

F4

T04E01:
La vez que le dicen a Phoebe que encontraron a su papá verdadero y todos van juntos a conocerlo—Phoebe va con los ojos vendados.

Pero, cuando Phoebe entra a la casa y le quitan la venda para que conozca a su «papá», hay un cerdo muerto colgando con alambre espigado y en el piso está escrito con sangre: HOLA PHOEBE, YO SOY TU PAPÁ.

F5

T05E13:
El episodio en que están celebrando Thanksgiving. Sin embargo, Chandler está llorando por una cosa que le pasó y, sin querer, llora encima de la salsa especial de Monica. Chandler no le dice a nadie que la salsa que comieron con el pavo tenía sus lágrimas y, sorprendentemente, todos adoran la salsa y dicen que es lo más delicioso que Monica ha preparado. Lo que Chandler no sabe es que Monica sí se dio cuenta y le revela a todos que el ingrediente especial fueron lágrimas de Chandler.

Ansiosos por volver a probar el exquisito sazón de la salsa de Monica, los amigos deciden sedar a Chandler para ponerlo a dormir por algunas horas. Estando dormido, Ross y los demás ejecutan una operación en el cuerpo de Chandler, introduciendo una pequeña varilla metálica a la altura del hígado, con el fin de provocarle dolor constante.

Como resultado de la intervención quirúrgica, Chandler siempre está sufriendo y llorando. Cada vez que llora, sus amigos recolectan sus lágrimas. Monica las mezcla con su fabulosa receta y así pueden sentarse a disfrutar, a cualquier hora, de la sensacional salsa, aunque a veces Chandler interrumpa la velada para gritar.

RESEÑA DE BATMAN V SUPERMAN: EL ORIGEN DE LA JUSTICIA

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Antes de entrar a ver BATMAN V SUPERMAN: EL ORIGEN DE LA JUSTICIA llevé a cabo la rutinaria visita al baño. Mientras me lavaba las manos, dos chavos se encontraron y se dijeron “Qué onda ¿Ya listo nel?”, “Simón, ¿a quién le vas?”, “Superman, ¿vos?”, “Batman”, “Buena onda, a ver qué tal”, “Casaqueamos al rato pues”. Así tipo partido de la Champions.

Como alguien que ha suspirado por ver al panteón de superhéroes de DC juntarse en la pantalla grande, desde una época en que—mirándome al espejo—también suspiraba por ver una cantidad respetable de vellos faciales juntarse en mi cara, yo a quien le iba en esta película era a la AMISTAD.

Antes de la película no me interesaba tanto qué tan bien ejecutada estaría la pelea central, sino qué tan bien ejecutada estaría la reconciliación. Pero durante la película ya no me interesaba eso. Ya ni le iba a Superman ni a Batman ni a la amistad, solo pensaba “Que se vayan esos dos hombres malos, mamá. Ya no los quiero ver más”.

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Lo que pasa es que el Batman de Ben Affleck es un excelente Batman. Es brutal, determinado y distribuye katos con el carácter que ningún otro Batman de cine, cine porno o cine porno con marionetas hechas de papel crepé lo ha hecho. También es sombrío y le tiene poca fe a la humanidad. Puedo vivir con este Batman. Pero Superman se supone que sea su opuesto filosófico: un torrente de disposición a creer en la gente. Pero nel. Este Superman también es sombrío solo que en otro sabor. El choque moral entre ambos es menos Iron Man vs Capitán América y más Freddy vs Jason.

Yo sé que desde los ochentas ha habido versiones bien darrks de Batman y también de Superman, y buenas historias con versiones extremas de los personajes (The Dark Knight Returns o Superman: Red Son, por ejemplo). El problema es que DC está comenzando su propio universo cinemático a lo Marvel, y es turbio—y puede ser nocivo—pintarlo sobre un canvas tan influenciado por cómics que pretendían deconstruir a los superhéroes, cuestionar su existencia o solo demostrar qué tan “gruesos” y macabros podían hacer a los Súper Amigos porque así eran los noventas cuando nos gustaba Korn, Marilyn Manson o Papa Roach.

En especial siendo fan de Superman, El Origen de la Justicia, y su precursora Man of Steel, son experiencias dolorosas. Es como ser amante de los chicharrones y tener que ver a un chef extrayéndoles la grasa y después rellenando sus cueritos con espinaca para hacerlos wraps. Así de MAL entiende Zack Snyder a Superman.

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O más bien es que Snyder entiende a Superman en una forma visual, icónica: poses clásicas sacadas de una página de Alex Ross, posturas renacentistas, descensos eclesiásticos del firmamento, iconografía cristiana hasta la chingada, etc. Pero yo creo que su fetichismo por las imágenes juega en contra de un entendimiento profundo del personaje—las pocas veces en que este Superman aparece ayudando a las personas, que es lo que un Superman hace, Snyder compone la escena de manera que Kal-El se ve distante, divino, fundamentalmente alien, en lugar de mostrarlo interactuando con la gente como el buen chato de Kansas que es.

Para mí el secreto es que Superman no es un héroe de acción, ni es Goku, ni tampoco una metáfora de Jesucristo. Las historias que más he disfrutado de Superman no terminan en derroches de poder, chivarretos cósmicos o su propio sacrificio. Terminan cuando sus enemigos esperan de él poder y violencia, y él les responde con compasión y astucia.

Yo sé que estamos en la era de los mega-blockbusters bombásticos, y que ninguna película moderna de Superman va a tener como clímax al Último Hijo de Krypton buscando una forma imaginativa de hacer que Mr.Mxyzptlk diga su nombre al revés y con ello vuelva a su 5ta Dimensión. Me encantaría, pero no va a pasar. Solo digo que para trasladar al Superman, y al restante desfile de héroes y villanos en trajes ridículos que a mí me gustaría ver, hace falta una humanidad, una ironía y un sentido del humor que no he visto en el lenguaje cinematográfico de Snyder (sin olvidarnos que el guión de David S. Goyer y Chris Terrio es desastroso).

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Por suerte, no solo soy fan de los cómics o de Superman. También le entro a la mitología y en ese aspecto la película no me defraudó, es una tragedia griega de escala mítica en donde los personajes dicen cosas a la vez espléndidas y absurdas. Eso me gusta.

También me gustó el Lex Luthor de Jesse Eisenberg. Actúa de una manera que entiendo por qué a algunos les ha dado ñáñaras, pero es diferente y un villano que es una escoria temible de persona—su última escena hizo más por venderme la idea de un poderoso mal inminente que todas las apariciones juntas de Thanos en el universo Marvel.

Entre todo, lo más gacho de la lica es la forma poco elegante en que muestra la existencia de los otros miembros de la Liga de la Justicia. No me gusta cuando Marvel interrumpe la fluidez de una trama para insertar eventos por desarrollarse en otra de sus licas, pero al menos ellos ya tienen un plan encaminado que en general ha dado licas chingonas entre las que hay algunos puntos de calidad bien altos. Cuando Batman v Superman lo hizo, lo que pensaba era “Muchá, cuéntenme bien esta película (no lo hacen) y luego hablamos de sus otros muchachos con habilidades especiales y vemos si me interesan”.

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Respecto a los planes de su universo cinemático, DC apenas se hace el quite con esta entrega. Vaaaya, está bueno, voy a ver Suicide Squad en agosto porque se ve alegre, me gusta David Ayer (Fury, End of Watch) y porque es una lica sobre villanos, así que no me importa si todos actúan como pedazos de mierda (de hecho, ese es el punto). También voy a ver Wonder Woman (2017) porque Patty Jenkins (Monster) ha dicho puras cosas acertadas sobre el personaje y porque, en los ratitos en que entró a chamusquear en El Origen de la Justicia, Gal Gadot hizo que Hera se sintiera orgullosa.

Pero no prometo querer ver la Liga de la Justicia si Snyder sigue chisguetéandolo todo con su angustia de adolescente noventero con una playera de Disturbed. Estos personajes son los juguetes más valiosos que tiene DC/Warner y Snyder es de esos chavitos que les prestás tu Flash para que juegue y te dice «Hey, mirá, ahora Flash está montando a este loro que acabo de sacar de su jaula y que maté con este martillo enfrente de toda su familia de loros» o algo así de DARRRKK. Así que yo diría que le quiten los juguetes cuanto antes por fa.

¡¡BONUS ESPECIAL TIME!!

PELÍCULAS CON MAYOR CANTIDAD DE HUÉRFANOS:

4) El Orfanato
3) Batman v Superman: El Origen de la Justicia
2) Dos Nacos en el Planeta de los Huérfanos
1) ¡El Aire Está Lleno de Huérfanos! (una película de ciencia ficción y romance que estoy escribiendo, en la que un hombre conoce a una mujer y se enamoran, pero nunca pueden darse el primer beso porque el aire que se interpone entre ambos está contaminado con millones de pequeños huérfanos)